El estudio consideró las directrices de la OMS porque los niveles máximos recomendados para las concentraciones de PM2,5 y NO2 son más bajos en las directrices de la OMS que en la legislación de la UE y, por lo tanto, proporciona más protección para la salud humana.

Las directrices de la OMS se consideran el estándar de oro para la protección de la salud humana.