El ruido del tráfico rodado se ha asociado a muchos efectos perjudiciales para la salud. La exposición prolongada al ruido del tráfico rodado puede provocar una reacción de estrés sostenido, que da lugar a la liberación de hormonas del estrés, al aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial y a la vasoconstricción, lo que acaba provocando enfermedades crónicas como las cardiovasculares. Una activación prolongada de la respuesta al estrés también puede dar lugar al desarrollo de trastornos de depresión y ansiedad, lo que tiene un efecto negativo en la salud mental, el bienestar y la calidad de vida.
Las dos vías principales a través de las cuales el ruido del tráfico rodado puede afectar a la calidad de vida son las molestias y las alteraciones del sueño. Se entiende por molestias el resultado de la perturbación repetida de las actividades cotidianas (como comunicarse, leer, trabajar o dormir), el enfado, la evaluación negativa de la fuente de ruido y la angustia. Las molestias pueden potenciar la respuesta al estrés. Las alteraciones del sueño impiden un adecuado restablecimiento del mismo, lo que es precursor de muchas enfermedades, como la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial y la demencia.